jueves, febrero 23, 2012

Nunca volveremos a estar aquí.



Hay veces en las que no necesito a gente a mi alrededor. Y floto, sola, y me siento triste sin estarlo. Pero dura sólo unos suspiros. Luego vuelvo a ellos, obediente, sumisa y libre a la vez. Me miran a los ojos sin examinarme con detenimiento, nunca al alma, y me susurran "Nos necesitas, lo sabemos, ¿qué serías tú sin nosotros?" y voy a contestarles, a gritarles que no es así, pero antes de hacerlo sonríen y dicen "está bien, nosotros también te necesitamos. Somos esclavos los unos de los otros, pero no está mal... sólo dejamos de serlo cuando duele." Y yo hago pucheros, frágil y ofuscada, porque sé que tienen razón. Sé que sin ellos no sería ni la mitad: sólo yo misma, sin anclas, sin agua, sin nada en lo que apoyarme. Porque entonces tendría toda la libertad que quisiera para no hacer absolutamente nada.


Tráfico en algún lugar. ¿La autopista? ¿El corazón?
Nadie sabe.


1 comentario:

  1. Qué precioso texto, es más, que bien está escrito. Tienes razón, hay momentos en los que se quiere estar sola (me he identificado mucho con lo de estar triste sin estarlo, muy cierto) pero necesitamos a la gente, puede ser malo, pero si ellos nos necesitan a nosotros también ya cambia la cosa :)
    Un beso.
    http://tuantagonista.blogspot.com/

    ResponderEliminar

sonrisas