martes, diciembre 27, 2011

Me siento sola. "Pero tu quieres estar sola, ¿no es cierto? Si no, hubieras salido. Y no lo haces. No haces nada, y pretendes sentirte mejor. Que todo esté bien porque sí. Y te encierras porque te sientes sola, sintiéndote más sola aún. Tienes lo que te mereces."
















Me siento sola. Pero voy a salir.
Para que al menos no sea culpa mía.

domingo, diciembre 25, 2011



El primer trago de soledad desaparece por tu garganta, mientras intentas por cuarta vez no pensar en mí. La chimenea no está encendida, estás convencido de que el frío te hace menos humano aunque mientas cada jueves. No te has quitado el traje de teatro, intentando poder fingir tu vida un poco más, sabedor de que la realidad provoca más ginebra, y con ello más resaca de ti mismo. Empiezas a leer Rayuela para evadirte de la rutina con más rutina, te sumerges en otra vida sin quitarme de la cabeza. Por cada línea que lees recuerdas mis palabras, las palabras que te acompañan cuando nada queda. Dejas de leer y bebes más ginebra. La misma historia de siempre desde hace siete meses, bebes hasta que dejas de escuchar a la razón y suspiras. A salvo de los sentimientos. Por fin. Te anestesias el alma durante unas horas y duermes, con el traje con el que mejor finges puesto. No estás en el lugar que corresponde pero ignoras cuál es este. No importa. El frío desaparece y el calor te arropa. Sueñas al compás de la pena. El silencio raya la perfección, la que tanto queremos y nadie consigue. Porque no la merecemos.

. . .

Sonreíd, pequeños, somos grandes aunque nadie pueda verlo. ¿Pero acaso lo necesitamos?

viernes, diciembre 23, 2011

Nadie nos entiende. No hay razones, no hay café, no tenemos un punto medio, no hay cordura que no duela, no conservamos las cartas, no hay vidas que salvar... salvo las nuestras.

Congelémonos el corazón y disfrutemos.





Esta canción me tranquiliza. Me llena de esperanza.

Eternidad.


'No hay escapatoria. Dos círculos cerraros condenados a cruzarse.'

jueves, diciembre 22, 2011

Un año más tirado por la borda de mi vida.

Vacaciones. No sé si son buenas o malas. Ni si las merezco. Tengo días y días sin clases, sin deberes, sin trabajos que hacer a última hora. Infinito tiempo libre para rayarme y rayarme a todas horas y todos los días. Sin una clase y una pizarra con apuntes para evadirme de mí. No estoy diciendo que no me gusten, sólo que mi cabeza es una hija de puta.

















No todo es malo, claro. Toca disfrutar todo lo que pueda. Reír, y reír, y reír. Aunque pienso que mi risa ya está oxidada, pero viva. Y cómo no, el vacío, que ya ni es intruso. Hasta tiene una habitación, aunque sin amueblar. Por si le da por irse, como a todos.


















Y toca leer. Sin pausa, sin ritmo, sin pautas. Evolucionar. Para ser un poquito menos retrasada. (intentarlo). Aprender a aprender.














Conservar lo que tengo. Dejar ir ya lo que ya se ha ido. No prometer nunca, pero cumplirlo en silencio.















No sé si alguna vez podré cambiarlo. Si algún día las críticas podrán resbalarme junto a la lluvia. Pero siempre acabo empapada.
Demasiado débil. Seguiré intentando ser una zorra. O al menos, aparentar no ser de cristal.

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Y con el cigarro, tú también te acabas. Ojalá hubieses sido eterno, cuando sólo veía una de tus caras.

PD: Me encanta el rojo, salvo en mis mejillas. Sé que estás leyendo esto. Gracias.


domingo, diciembre 18, 2011

Todos los motivos que no me has pedido.

–¿Porqué no te quieres?
–Porque no puedo querer algo que está vacío.

–¿Así te sientes, vacía?

–Sí. No siento nada. Ni amor, ni odio, ni tristeza, ni olvido, ni felicidad. No hay nada que me mueva por dentro.

–¿Y antes?
–Antes sí. Quería más de lo que me cabía. Y lloraba por todo, ¿sabes? con libros, con películas. Por cualquier cosa.

–¿Qué ha cambiado?
–Supongo que sentí demasiado... y bueno, todo necesita una balanza. Después de todo, me cansé de llorar.

–Es horrible.
–No, no lo es. El vacío nunca es malo. Es sólo... la ausencia de sentimiento. Te hace más fuerte, es más difícil que te hagan daño. Lo prefiero así. Sé que algún día volverá. Que llegará cuando menos me lo espere, sólo para torturarme otra vez.
–¿Torturarte?

–Sí. El amor es una tortura. Es una enfermedad y el remedio a la vez.

–Dramatizas.
–Siempre.

[...]















viernes, diciembre 16, 2011

Te metía dos abrazos bien daos.


Dejé de fumar el día que te fuiste, porque tú me matas el doble.












Siento motivación.
De repente. Sin avisar, sin más.

Mi cuerpo se ha cansado de aguantarme y se ha encendido.
Quiero crecer como persona.
Quiero saber más, quiero aprender.
Ya sé que he desperdiciado prácticamente toda mi vida, que hasta entonces sólo son 15 años, aunque algunos recuerdos se salvan.
Estoy cansada de ser la típica niñata con corazón roto que se cree poeta, y que se autodefine mal, pero me gusta criticarme. Mejor a mí que no a los demás, como hace todo el mundo.
Quiero saber alemán, francés, inglés... clases por doquier.
Quiero apuntarme a algún deporte, aprovar matemáticas.
Quiero dejar que estar estancada, tan vacía como un jodido maniquí.
Quiero empacharme a libros y a correr.
Quiero disfrutar de las pocas cosas buenas que hay. Porque siempre hay, aunque no las veas. Quiero que mi interior no vuelva, que se quede ahí donde esté, lejos, que no le echo de menos.
Quiero quedarme, encontrar el equilibrio que siempre me ha faltado.
Quiero, quiero, quiero, quiero...
Palabras vacías, pero pienso llenarlas hasta hinundarlo todo.
Provocar un tsunami en mi vida, aunque sea sólo un vaso de agua para los demás. Hace tiempo que no me importa qué son mis actos para el resto. Los que me importan verán el tsunami, lo sé, pero no dejaré que se ahoguen, nunca. (Admito que son pocos, muy pocos, pero suficientes).







Hace mucho frío, pero me encanta. Me recuerda que tú no estás para abrazarme, que alguna vez lo hiciste y que te has ido... El viento me dice que igual que tú, pueden irse, que lo harán. Por suerte el anorak abriga mejor de lo que tú lo hacías, y él no se va a marchar.
Por cada mechón que vuela mi corazón se tapa.


martes, diciembre 13, 2011

Ni ganas de chillar. Ni ganas de huir.

De todos los momentos, te quedarás con los malos. Te quedarás con las lágrimas, con las llamadas sin contestar, con los celos, con las noches sin dormir, porque piensas que de alguna manera será más fácil. Que dolerá menos. Que lo olvidarás en dos días. Pero te equivocas... porque todos los besos, todos las veces que dijiste que le querías, todas las veces que tu corazón iba a salirse, no se van a ir. Y como crees ser más fuerte que eso, dirás a todos que has malgastado tiempo, que era un imbécil... pero era tú imbécil, y ya no está.






































































Escribo sobre sentimientos que no siento ni vivo, me he acostumbrado a eso. Pero qué sentimiento quieres que te escriba si no tengo ninguno. Si el vacío que tengo aquí es lo único que hay. El vacío nunca es malo. Asociamos vacío con tristeza, pero yo ya no la siento. Ni tristeza, ni felicidad, ni celos, ni euforia, ni ganas de chillar. Ni siquiera ganas de huir. No sé si eso está bien, pero mi corazón duerme. Está agotado.




















Nunca sabrás si esa a sido una sonrisa sincera. Seguramente tiene más problemas que tú y que yo. Aún así es preciosa. Más preciosa que los dos juntos, es cierto, pero no por ello es mejor. Ahora mírala bien.

martes, diciembre 06, 2011

La máscara tan pegada a la cara, y el corazón tan fuera de sitio.

Me sabe amargo olvidar. Puede que deje de doler, pero el vacío no es ningún consuelo. ¿Qué me queda? sin sentimientos, sin esperanzas. Estoy hueca, soy una caja sin nada dentro... y me siento más muerta que nunca. Deja un amago a la probabilidad, eso es cierto. Una caja a la que le has quitado la estaca y que puedes ponerle algo bonito, pero ya ofrecí todo lo bonito que tenía a quien no supo apreciarlo.























Y son todo disfraces. Disfraces de sonrisas, de felicidad, de 'estoy bien'. Y sé que apartaré a todo aquel que quiera tenerlo. Porque es mío, mío y de nadie más.
O, en otras palabras, tengo miedo de que no me lo devuelvan.

sábado, diciembre 03, 2011

Me fó al hastío.

Soy esa clase de persona que cuando intenta mejorar, evolucionar, salir del hastío, limpia antes su exterior que su interior. Pero lo cierto, es que mi autoestima va relacionada por el número de kilos y caspa que tengo y no en si un órgano es más bonito que otro.






No me encuentro. No sé qué quiero cambiar, pero debo hacerlo.
Y sigo colgando de un hilo, en el mismo sitio. Yo, la que tenía todo decidido, la que sabía exactamente lo que sentía, no tengo nada claro. Necesito que me quieran pero me da miedo querer. ¿Cómo dejaré que me quieran sin sacrificarme? ¿Y cómo permaneceré en soledad sin ansiar sentir demasiado por alguien? ¿Y cómo hacerlo sin que mi corazón quede roto? A veces pienso que soy demasiado egoísta. Será verdad, supongo.













Cambio, cambio y cambio, pero nada me parece suficiente. Como si me quedara estancada. Como si me faltara el oxígeno... ¿Sabes? ya no sonrío como antes. Hoy me he dado cuenta. Mi sonrisa no es de plástico, es sincera, y carente de alegría. Casi forzada. ¿Y todo porqué? ¿Qué me falta? ¿Qué he perdido? Tengo autoestima. Poca, pero ha aparecido. ¿Cuál se supone que es mi meta? ¿A qué aspiro realmente?



...










Tal vez sea lo tarde que es, las canciones melancólicas o las horas sin dormir.




miércoles, noviembre 30, 2011

C'mon.


Nada de deseos. Marcar pequeñas metas y alcanzarlas.


Pienso enamorarme de mi sonrisa.


Búscate, encuéntrate y no te dejes ir.


Cuestión de disfrutar.



Me perdí para encontrarte, y ahora me encuentro perdiéndote. (O quizás nunca me perdí)


-Está todo un poco revuelto... ¡pero no pises ese trozo!
-¡Pero recoje el corazón!
-Ya es la quinta vez, y luego siempre se cae.
-No pensarás dejarlo así...
-Además,
hay muchos trozos.
-Pues trae la escoba, vamos a ordenar esto.
-¿Sentimientos?
-En el cajón.
-¿Actitud?
-En la mesa.
-¿Y el corazón? ¿Qué vamos a hacer con él?
-Vas a tardar meses en pegarlo todo. Es igual, tíralo y compras otro.
-Son carísimos...
-Valdrá la pena, empezar desde cero. Confía en mí.
-Sí, eso es verdad.
-¿Dónde está la fregona?
-En la despensa, mano izquierda.

martes, noviembre 29, 2011

Pétalos caídos.

-Por favor, prométeme una cosa.
-¿Cuál?
-Que nunca me regalarás flores.
-¿Eres alérgica?
-No, no soy alérgica. Me parecen preciosas, y lo son.
-¿Entonces?
-No me gustan porque a los pocos días se estropean, se marchitan y mueren. Y eso me recuerda que nuestra relación, por muy preciosa que sea, también puede morir.









Primera entrada. Primer blog. Espero que dure.