martes, diciembre 13, 2011

Ni ganas de chillar. Ni ganas de huir.

De todos los momentos, te quedarás con los malos. Te quedarás con las lágrimas, con las llamadas sin contestar, con los celos, con las noches sin dormir, porque piensas que de alguna manera será más fácil. Que dolerá menos. Que lo olvidarás en dos días. Pero te equivocas... porque todos los besos, todos las veces que dijiste que le querías, todas las veces que tu corazón iba a salirse, no se van a ir. Y como crees ser más fuerte que eso, dirás a todos que has malgastado tiempo, que era un imbécil... pero era tú imbécil, y ya no está.






































































Escribo sobre sentimientos que no siento ni vivo, me he acostumbrado a eso. Pero qué sentimiento quieres que te escriba si no tengo ninguno. Si el vacío que tengo aquí es lo único que hay. El vacío nunca es malo. Asociamos vacío con tristeza, pero yo ya no la siento. Ni tristeza, ni felicidad, ni celos, ni euforia, ni ganas de chillar. Ni siquiera ganas de huir. No sé si eso está bien, pero mi corazón duerme. Está agotado.




















Nunca sabrás si esa a sido una sonrisa sincera. Seguramente tiene más problemas que tú y que yo. Aún así es preciosa. Más preciosa que los dos juntos, es cierto, pero no por ello es mejor. Ahora mírala bien.

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