sábado, diciembre 03, 2011

Me fó al hastío.

Soy esa clase de persona que cuando intenta mejorar, evolucionar, salir del hastío, limpia antes su exterior que su interior. Pero lo cierto, es que mi autoestima va relacionada por el número de kilos y caspa que tengo y no en si un órgano es más bonito que otro.






No me encuentro. No sé qué quiero cambiar, pero debo hacerlo.
Y sigo colgando de un hilo, en el mismo sitio. Yo, la que tenía todo decidido, la que sabía exactamente lo que sentía, no tengo nada claro. Necesito que me quieran pero me da miedo querer. ¿Cómo dejaré que me quieran sin sacrificarme? ¿Y cómo permaneceré en soledad sin ansiar sentir demasiado por alguien? ¿Y cómo hacerlo sin que mi corazón quede roto? A veces pienso que soy demasiado egoísta. Será verdad, supongo.













Cambio, cambio y cambio, pero nada me parece suficiente. Como si me quedara estancada. Como si me faltara el oxígeno... ¿Sabes? ya no sonrío como antes. Hoy me he dado cuenta. Mi sonrisa no es de plástico, es sincera, y carente de alegría. Casi forzada. ¿Y todo porqué? ¿Qué me falta? ¿Qué he perdido? Tengo autoestima. Poca, pero ha aparecido. ¿Cuál se supone que es mi meta? ¿A qué aspiro realmente?



...










Tal vez sea lo tarde que es, las canciones melancólicas o las horas sin dormir.




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